El actor y humorista Humberto Tortonese rompió finalmente el silencio y se mostró implacable contra la conductora Viviana Canosa, luego de que la Justicia desestimara por completo la grave denuncia que ella había formulado, implicándolo a él ya su círculo íntimo en una supuesta red de trata.
En una entrevista explosiva en LAM , el artista no se guardó nada y calificó la acusación como un «delirio que ensució a todo el mundo», exigiendo un precedente ético para la televisión argentina.
El escándalo se remonta a meses atrás, cuando Canosa lanzó al aire, y sin la documentación probatoria necesaria, una denuncia que tuvo un impacto mediático devastador. Sin embargo, la resolución judicial fue contundente y lapidaria para la periodista.
Tal como confirmó Tortonese, la Justicia «fue contundente: ‘No hay pruebas, ni testigos, ni nada que sostenga la acusación'». Pese a la falta de sustento, el daño a la imagen y el honor de los involucrados ya estaba hecho.
Con una serenidad que apenas ocultaba la molestia, el humorista se centró en las consecuencias de las palabras de Canosa. «Dijo una barbaridad y muchos programas se hicieron eco sin pensar. No sé si lo hizo por rating o por bronca, pero terminó su programa y dejó un tendal de gente lastimada», sentenció.
Tortonese confesó que su sentimiento inicial fue de «impotencia», la frustración de no entender «por qué alguien quiere ensuciar a tanta gente» con una acusación de tal magnitud.
Llevando la crítica al plano personal, el actor fue categórico al referirse a un posible contacto futuro: «No hablo de esa persona, ni me interesa. Una persona que hace eso no merece que uno se le acerque».
Más allá del conflicto personal, el descargo de Tortonese se convirtió en un reclamo general sobre la ética televisiva. Apuntó a la responsabilidad de los medios y de quienes replican información sin comprobar:
«Si la televisión se usa para esto, hay que poner un límite. No puede ser que cualquiera diga cualquier cosa al aire y quede impune. Los canales también tienen que hacerse cargo”.
Finalmente, el actor subrayó la necesidad de ir más allá del caso individual, buscando una reparación que trascienda lo económico.
«Hay que sentar un precedente. No se puede hacer cualquier cosa. Esto es mucho más que la plata, es sentar un precedente de que no se puede decir cualquier cosa», concluyó, dejando en claro que su batalla es por la dignidad y por establecer un límite firme contra la difamación en el espectáculo.




