La contundente victoria de La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei, en las recientes elecciones legislativas sacudió el tablero político y dejó en evidencia el profundo malestar en las filas opositoras.
Uno de los rostros que mejor reflejó el impacto del resultado fue el del periodista Jorge Rial, quien, desde su posición abiertamente crítica al oficialismo, se vio obligado a anunciar el triunfo de su adversario político en vivo.
El comunicador, conocido por haber confrontado al líder libertario en numerosas ocasiones, incluso revelando supuestos casos de corrupción como «El caso Spagnuolo», vivió una noche de resignación en la pantalla de C5N, una señal históricamente asociada a las posturas más cercanas al peronismo.
Su rostro, descrito por las crónicas y las redes sociales como «serio, pétreo y dolorido», se convirtió inmediatamente en tendencia digital.
La imagen del «principal periodista opositor» anunciando la derrota de sus aspiraciones fue un festín para los partidarios del oficialismo, quienes celebraron con ironía lo que tildaron como «lágrimas de zurdo».
La ola violeta de La Libertad Avanza cubrió prácticamente todo el mapa nacional, logrando imponerse incluso en territorios de fuerte tradición peronista. Con la sensación de un triunfo oficialista inapelable, la atención se centró en la reacción de aquellos que habían construido una trinchera contra la administración de Milei.
Finalmente, Rial asumió el golpe con una frase lapidaria que se viralizó al instante. A través de su cuenta de X (antes Twitter), el conductor de Argenzuela escribió:
«Lo peor de perder no es el resultado, es la cara de boludo que te queda». Con hidalguía, citó al ex gobernador santafesino José María Vernet, dueño original de la célebre sentencia, y admitió: «Hago mías las palabras de Tati Vernet».
En un tono que mezclaba resignación y crítica, Rial le sugirió a los libertarios que «disfruten» de la victoria, y enfatizó que el resultado era «inapelable».
Su mensaje político fue contundente sobre el rol de la ciudadanía: «Cuando la gente se expresa solo hay que escucharla».
Además, lanzó una dura advertencia a la dirigencia de su sector, al prever que ahora vendría «las explicaciones, las excusas y el pase de facturas», prácticas que, según él, son la «esencia de la política a la que le cuesta asumir la derrota».
No obstante, Rial cerró su análisis con un dardo que apunta a la estrategia interna del peronismo.
Aseguró que la única persona dentro del espacio que podía «festejar» era la ex vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, ya que, a su entender, «salió todo como lo había planeado», sugiriendo una compleja lectura interna sobre el verdadero impacto de la derrota.




