Hay situaciones que se empezaban a ver que podían llegar a pasar y más cuando el tiempo deja expuesto a ciertas personalidades que han hecho tan poco por el país.
No es casualidad la realidad que están pasando y si por algo la justicia los condenada y los deja expuesto en cierto y determinados lugares.
El búnker de Fuerza Patria en La Plata, que se preparaba para una nueva celebración, se transformó rápidamente en la escena de una furiosa rendición de cuentas tras la contundente derrota ante La Libertad Avanza (LLA) en las elecciones legislativas.
El epicentro de la tormenta interna es la decisión del gobernador Axel Kicillof de desdoblar las elecciones provinciales y nacionales, una estrategia que, si bien le aseguró el triunfo en septiembre, fue señalada por el kirchnerismo como el detonante del fracaso en la contienda general.
La propia Cristina Kirchner fue la encargada de abrir fuego. En una tensa comunicación telefónica con el búnker, la expresidenta disparó un mensaje cargado de ironía e indignación dirigido a Kicillof: «¡Que ahora festeje el desdoblamiento!».
La cúpula kirchnerista considera que la victoria de Kicillof el 7 de septiembre fue un «triunfo pírrico», ya que permitió al electorado anti-K reagruparse para la batalla decisiva.
El argumento es claro: a diferencia de otras provincias que usaron la concurrencia de votos (como Santiago del Estero), el desdoblamiento fue un error táctico fatal, porque la «piña de nocaut se pega una sola vez».
Sin embargo, el pase de facturas no fue unilateral. Desde las filas del axelismo y otros sectores internos, la réplica a Cristina fue inmediata y apuntó directamente a su área de influencia: el armado de las listas nacionales.
La principal objeción fue que los candidatos a diputados nacionales, cuya configuración se atribuye a la jefa del PJ, no generaron ningún entusiasmo en la militancia ni en los votantes.
Además, la mirada se posó en los históricos intendentes peronistas del Conurbano. La crítica interna es que los jefes territoriales «no pusieron nada en esta última elección», priorizando sus victorias locales de septiembre y demostrando una falta de compromiso con la boleta nacional.
El peronismo solo logró imponerse en 36 de los 135 municipios bonaerenses, perdiendo votos sensibles incluso en su histórico bastión del Gran Buenos Aires, donde LLA recuperó puntos de forma ostensible.
En fin, el peronismo y Cristina comparten un punto en común y es que la realidad del país de los años anteriores los deja totalmente expuestos y por algo la gente reacciona y busca otra cosa lejos de ellos.




