A este no le van a quedar más ganas de robar zapaterías

La noticia llega desde el barrio porteño de Palermo, más concretamente de la calle Armenia al 1.700 donde un delincuente armado ingresó a una zapatería a punta de pistola y con intenciones de robo.

Los Hechos

Todo comenzó este miércoles a alrededor de las 20 hs. con un delincuente asaltando a una mujer en la plaza Serrano a la que le apuntó con una pistola para quitarle la cartera y salió corriendo.

Tras la huida, el malhechor pasa por la mencionada calle armenia a la altura del 1.700 y como venía «cebado» como se dice en la jerga, ingresó a la zapatería con fines de robo y para seguir con su raid delictivo.

Se desmadró todo

Si bien eran casi las 8 de la noche y los comercios de la zona estaban cerrando, todavía había movimiento de gente en la calle y los transeúntes advirtieron que estaban robando en una zapatería y llamaron a la policía.

Cuando el personal policial llegó a la zapatería y vieron que en el interior del comercio había un hombre armado, inmediatamente le dieron la voz de alto.

Pero el delincuente no depuso su actitud y desde adentro de la zapatería les apuntó a los efectivos policiales que se encontraban en la vereda.

Los policías al verse apuntados por el delincuente no dudaron y abrieron fuego dándole al ladrón para que tenga, guarde y reparta.

El chorro gravemente herido

Como consecuencia de los disparos efectuados por personal policial, el delincuente terminó con una herida en una pierna y en el tórax y fue inmediatamente detenido.

El malhechor terminó internado en el hospital Fernández con custodia policial y se pudo constatar que los empleados de la zapatería resultado ilesos y no sufrieron ninguna tipo de consecuencia más que el susto y el mal momento por el robo.

Sorpresa

Una vez terminado los hechos en la zapatería, comenzaron las investigaciones y las pericias, y surgió la sorpresa que da cuenta que el arma con la que el delincuente les apuntó a los policías cuando fue descubierto en pleno robo, era una réplica.

De esta forma, la pistola del delincuente nunca podría haber efectuado disparo alguno y solo le sirvió al chorro para amedrentar a la mujer a la que le robó la cartera y la gente de la zapatería, pero no tuvo el mismo efecto con el personal policial, que al ver que le estaban apuntando abrió fuego.

Es evidente que el delincuente pensó los policías iban a tener miedo al verse apuntados por él y lo dejarían escapar, pero esto no fue así y terminó con dos balazos internado en el hospital Fernández.