Hay dolores que no caben en las palabras, que se sienten más allá de lo expresable. Hay pérdidas que desgarran el alma y dejan un vacío imposible de llenar. Uno de esos momentos atraviesa hoy el reconocido conductor de televisión Nicolás Repetto, quien enfrenta la muerte de su madre Marta, una figura fundamental en su vida, un pilar amoroso que marcó su camino desde la infancia.
El martes, Marta Repetto apagó su luz terrenal y dejó este mundo, sumiendo a su hijo en un profundo dolor. Conocido por su temple y su elegancia ante las cámaras, esta vez Nicolás se encuentra inmerso en una tristeza que no distingue fama ni trayectoria, porque la muerte de una madre iguala a todos en la orfandad emocional.
La noticia fue confirmada por su esposa, la actriz Florencia Raggi, quien eligió las redes sociales para compartir el momento más difícil con palabras cargadas de emoción. En su cuenta de Instagram, Florencia publicó una imagen íntima y conmovedora: una fotografía en la que Nicolás sonríe con ternura detrás de su madre, quien también irradia una expresión serena y cálida. Acompañando esa postal familiar, escribió un mensaje lleno de amor: “Buen viaje Martita Repetto. Gracias por quererlo y cuidarlo tanto a Nico. Por siempre en nuestro corazón”.
En ese mismo texto, Florencia también evocó al esposo de Marta, el padre de Nicolás, con una frase que resuena con dulzura y nostalgia: “Ya te veo abrazada a tu amado Francisco”. Palabras que no sólo hablan de la pérdida, sino también de la esperanza de un reencuentro en algún lugar más allá del dolor.
La despedida de Marta tocó muchas fibras, no sólo en la familia directa. Reina Reech, ex pareja de Nicolás y madre de Juana Repetto, también se manifestó públicamente. En una storie de Instagram compartió una fotografía que muestra a varios integrantes de la familia reunidos en algún momento feliz del pasado. Con pocas palabras, pero con elocuente cariño, Reina escribió: “Abu Marta, buen viaje a la luz. Te honramos”. La imagen fue replicada por Juana, quien le añadió una reflexión profunda y tierna, centrada en el vínculo entre su hijo Toribio y su bisabuela: “Esa mirada y esa manita”, escribió junto a la imagen del niño estrechando la mano de Marta.
Son instantes que hoy cobran un valor incalculable, imágenes detenidas en el tiempo que ahora se transforman en amparo emocional para quienes lloran la ausencia de una mujer que supo dejar huella desde la discreción y el afecto.
Marta no fue una figura pública, pero su influencia en la vida de Nicolás fue determinante. Fue quien lo crió, quien lo acompañó, quien lo sostuvo en los momentos difíciles y celebró sus logros como nadie más pudo hacerlo. En la intimidad de su hogar, fue mucho más que su madrastra: fue consejera, refugio, sonrisa cotidiana. Hoy, su ausencia resuena como un eco hondo en cada rincón del corazón del conductor.
El duelo es reciente, la herida está abierta. Nicolás transita estas horas en la más profunda introspección, envuelto en recuerdos, lágrimas y el amor de los suyos. No hay cámaras ni luces que valgan en estos momentos. Solo queda el amor. El que dio y el que recibió de Marta.
Buen viaje, Marta. Que la luz que supiste dar en vida te envuelva ahora en la eternidad.
